miércoles, 4 de mayo de 2016

La Prosa

 Prosistas Destacados  en la Literatura Dominicana del Siglo XIX.
Después del proceso de independencia de un pueblo la narrativa creada se cuanta como propia de un país. Esto es, la producción literaria de sus ciudadanos. Entre estos narradores destaca Antonio DelMonte y Tejada quien nació en Santiago de los Caballeros el 29 de septiembre 1783 y muere en 1861.




“Antonio Del Monte y Tejada escribió en prosa magistral una historia de Santo Domingo: esfuerzo grande para su tiempo, pobre en fuentes. Cuando deje de leerse como historia, podrá leerse como literatura” (Pedro Henríquez Ureña).
Entre sus obras destaca: Historia de Santo Domingo, Santo Domingo, 4 vols., 1890-92, XVI-319, 296, 292-XVI y 313 págs. (Publicada por nuestra Sociedad Literaria “Amigos del País”. En la Habana había aparecido únicamente el primer volumen, en 1853). (Llorens, 1987).






ALEJANDRO ANGULO GURIDI (1822-1906)


 Angulo Guridi  poseyó cultura y aptitudes muy variadas. Político y educador, poeta y crítico, su pluma era tan ágil en la polémica periodística como documentada en sus ensayos doctrinales. Su obra “temas políticos” es una de las más serias y mejor escritas en la literatura jurídica hispanoamericana del siglo XIX.
Entre sus obras destacan: Observaciones sobre la reorganización política, Santiago de los Caballeros, 1957, 38 págs.- Santo Domingo y España, Nueva York, 1864, 52 págs. (Contra la anexión. Acerca del mismo tema publicó también por entonces numerosos artículos en la prensa de Caracas).-El triunfo liberal. Canto épico al ilustre americano A. Guzmán Blanco, Caracas, 1874, 11-51 págs.- Temas políticos. Examen comparativo-critico de las Constituciones de Hispano-América, el Brasil y Haití. Santiago de Chile, 1891, 2 tomos, 497 y 475 págs. (págs., 39-40)

ULISES FRANCISCO ESPAILLAT (1823-1878)


Su educación literaria parece haber sido más Francesa que castellana. Su prosa pertenece, desde este punto de vista, al momento en que nuestra literatura, como otras del continente, empezó a separarse del tronco ibérico para recibir influencias de Francia a través de sus libelistas políticos y de sus grandes escritores. La prosa de Espaillat conserva, a pesar de cuanto arriba se afirma, lazos espirituales muy estrechos con lo más noble de la cultura hispánica. (Balaguer, 1971).
Juzga el autor Balaguer en su ensayo de “Los Próceres Escritores” que Espaillat pertenece a los escritores que poseen, no el arte grande y rico de la composición elocuente o de las creaciones superiores, sino el más pequeño, pero tal vez más difícil, de quienes saben convertir una fruslería en un motivo de interés y en una obra amena. Cosas pueriles, aparentemente sin sustancia para cautivar la atención o para servir de estímulo al discurso, pasan a ser en sus manos pretextos para una disertación agradable sobre cuestiones de índole social y política o sobre aspectos superficiales de la cultura humana.
Obras: Escritos de Espaillat. Artículos, cartas y documentos oficiales. Santo Domingo, 1909, XX-443 págs. (Edición hecha por iniciativa de la sociedad “Amantes de la Luz” de Santiago de los Caballeros, en la que se recoge lo más importante de la producción de Espaillat. Preliminar de Federico Henríquez y Carvajal y proemio de Manuel de J. Galván). (Llorens, 1987). 

FERNANDO ARTURO DE MERIÑO (1833-1906)


Fernando Arturo de Meriño es el tipo del orador auténtico, el hombre verdaderamente arrebatado por la embriaguez del verbo. Es, entre todos los próceres de la República, el que más terminada nos ofrece la imagen del orador antiguo: una oración de Meriño, en efecto, es una fábrica donde denuncia orden y equilibrio: no hay en ella líneas que disuenen, ni ornamentos excesivos, ni detalles superfluos, ni falta de proporción o de armonía en el conjunto majestuoso. Pero eso sí: la fábrica aunque carezca de fasto exterior, es una inmensa catedral, resonante de himnos y poblada de arcángeles vengadores. Allí, bajo las bóvedas multisonoras, se elevan con vuelo incontenible, apóstrofes que invitan a la venganza y a la cólera, voces de perdón o de amenaza, ruegos que ablandan el pecho de los hombres, oraciones que serenan el cielo. (Balaguer, 1971).
Destaca Joaquín Balaguer en su obra “Los Próceres Escritores” que la elocuencia de Merino no es corriente en la lengua castellana. El egregio prelado, orador de estampa más bien clásica que romántica, no deslumbró a su auditorio con tropos rimbombantes ni mostró nunca la menor preocupación por el número o por el énfasis del discurso, casi siempre desprovisto en sus manos de despliegues eufónicos y de movimientos orquestales. Ninguna de sus grandes oraciones contiene frases altisonantes ni hipérboles desorbitadas.
Obras: Elementos de geografía física, política e histórica de la República Dominicana, Santo Domingo, 1868. Hay dos ediciones posteriores, la última de 1898, 184, págs.-Obras. Colección de algunos de sus trabajos oratorios, literarios, religiosos y políticos. Santo Domingo, 1906, 289 págs. (Prólogos de Arístides García Gómez y Manuel A. Machado).

JOSE GABRIEL GARCIA (1834-1910)



Fue diputado en 1873, y ministro en 1876, bajo la presidencia de Ulises Francisco Espaillat. Desde entonces vivió dedicado principalmente a los trabajos de historia nacional que ya había iniciado años antes. En su juventud escribió en “El Oasis” (1854) y la “Revista quincenal” (1860), periódicos de la sociedad “Amantes de las Letras”, entre cuyos miembros se contaba, y en “El Patriota” (1865). Posteriormente trató temas históricos y políticos en la “Revista Científica”, “El Mensajero”, “El Eco de la Opinión” y “El Teléfono”, entre otros periódicos. (Llorens, 1987).
Argumenta Vicente Llorens en su antología de la prosa dominicana que la labor realizada por José Gabriel García en la reconstrucción de nuestra historia nacional fue, por más de un concepto, verdaderamente extraordinaria, y sólo pudo llevarla a cabo, por otra parte, quien, como él, estaba poseído de un gran fervor patriótico. De “padre de la historia dominicana” le ha calificado don Américo Lugo, al mismo tiempo que reivindicaba sus condiciones de escritor, no tan ausentes de su obra como ha solido creerse.  
Obras: Compendio de la historia de Santo Domingo. Primera edición, Santo Domingo, 1867, 300 págs.; segunda edición en 2 vols., Santo Domingo, 1879-1882, 288 y 326 págs.; tercera edición, Santo Domingo 1893-1894-1900, 370, 370 y 556 págs.- Breve Refutación del informe de los comisionados de Santo Domingo dedicada al pueblo de los Estados Unidos, Curazao, 1871, 22 págs. (Opúsculo contra el proyecto de anexión a Norteamérica, firmado por varios dominicanos).-Rasgo biográficos de dominicanos célebres. Primera serie (única publicada), Santo Domingo, 1875, 191 págs.-Memorias para la historia de Quisqueya. Tomo I (único publicado), Santo Domingo, 1876, 260 págs.-Partes oficiales de las operaciones militares realizadas durante la guerra domínico-haitiana, recopilados y ampliados con notas. Santo Domingo, 1888, 46 págs.-Guerra de la Separación dominicana. Documentos para su historia, coleccionados y ampliados con notas, Santo Domingo. 1890, 76 págs. (Ampliación del folleto anterior, todo ello recogido ahora en la obra Guerra dominico-haitiana. Documentos para su estudio. Selección de E. Rodríguez Demorizi, Santiago, R. D.1944).-Controversia histórica entre “El Teléfono” y “El Eco de la Opinión”, Santo Domingo, 1891 99 págs. (Polémica en torno a Santana sostenida en 1889, desde las columnas de “El Teléfono”, con Manuel de J. Galván, en “En el Eco de la Opinión”).- Coincidencias históricas, escritas conforme a las tradiciones populares. Santo Domingo, 1891, 46 págs.- Nuevas coincidencias históricas, Santo Domingo, 1892, 22 págs.- El lector dominicano, Santo Domingo, 1894, (Libro escolar con selección de autores nacionales).- Colección de los tratados internacionales celebrados por la República Dominicana, Santo Domingo, 1896, 183 págs.- Historia moderna de la República Dominicana, Santo Domingo, 1906, 292 págs. (Continuación del Compendio. Llega hasta 1876).
Entre los trabajos no recogidos en volumen, merecen recordarse la citada biografía de Meriño, los comentarios a la Historia de la dominación y última guerra de España en Santo Domingo de González Tablas, en la “Revista Científica” (1844) y la campaña contra Heureaux en el “Eco de la Opinión” (1886).
Han quedado inéditos: la segunda parte de los Rasgos biográficos de dominicanos célebres, el principio de una geografía histórica de la República Dominicana, y abundantes notas, apuntes y documentos históricos.


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